¿Tengo habilidades sociales? ¿Qué es la asertividad?
Las HABILIDADES SOCIALES no son algo que poseen algunas personas y otras no debido a su “forma de ser”, sino que se puede aprender a desarrollarlas y a mejorarlas si así se desea, para ser más efectivos a la hora de relacionarnos con los demás.
La HABILIDAD SOCIAL es un conjunto de conductas emitidas por alguien en un contexto interpersonal que expresa sus emociones, actitudes, deseos y opiniones de un modo adecuado a la situación, respetando a su vez esas conductas en los demás.
LA ASERTIVIDAD es una habilidad social, y está dentro de un conjunto más amplio que son las habilidades sociales.
LA ASERTIVIDAD, o más bien, la falta de ella, es algo con lo que los psicólogos nos encontramos día a día en nuestras consultas, y que por tanto, resulta imprescindible trabajar con el paciente, que aprenda a ser asertivo con su entorno, porque de eso va a depender que:
– Tenga una mayor autoestima.
– Una mayor percepción de control sobre su vida, su bienestar y su percepción de autoeficacia.
– Tenga una mejor relación con los demás y consigo mismo/a.
– Consiga de una forma más eficaz sus objetivos, sintiendo que SE RESPETA A SÍ MISMO/A.
Vamos a definir de una manera simple la ASERTIVIDAD como:
«Hacer valer tus derechos, necesidades y deseos, respetando así mismo los de los demás».
Éste conjunto de habilidades, se puede aprender, es decir, como he indicado más arriba, no son innatos.
Ahora te pasaré a señalar algunos de los COMPONENTES PRINCIPALES de la asertividad:
– Decir que NO cuando es lo que queremos decir:
Rechazar peticiones o demandas de los demás. Importantísimo interiorizar que, tenemos derecho a hacerlo cuando, si no, nos quedamos nosotros en un mal lugar.
Y por un mal lugar me refiero a, aquella situación en donde no queremos estar en un momento dado.
– Expresar opiniones impopulares o contrarias a lo que se espera.
– Admitir críticas. Reconocerlas en función de la situación.
Lo opuesto a este punto sería: llevar la razón cueste lo que cueste, o bien, ponerse a la defensiva ante una crítica.
Como te puedes imaginar, ésto nos lleva a una contínua lucha por defender nuestras opiniones, decisiones o manera de pensar.
Para ello, y para no caer en la trampa, es mejor pensar que, nuestro interlocutor no tiene porqué estar deacuerdo con nosotros. Aquí viene la última parte de la definición de asertividad que he señalado antes: Respetando así mismo los derechos de los demás.
– Pedir cambios de conducta:
Pedir a alguien que deje de hacer algo, o, que haga algo que no está haciendo.
Éste es otro de los puntos en donde los pacientes suelen presentar más inseguridad a la hora de aplicarlo.
Solemos adelantar que, la gente se va a enfadar, y por tanto, vamos a tener más repercusiones negativas que positivas.
Si hacemos este razonamiento, podemos autoconvencernos de que: “ Total, ¿Qué más me da?»
O “ Mejor lo dejo pasar “.
Ésto puede deberse a un miedo al enfrentamiento, por pensar que, tenemos que tener suficientes razones y argumentos para pedir lo que pedimos.
Pues no!
Hay algo más fácil que todo eso:
Pensar que tenemos derecho a intentar un cambio, y para ello hablaremos con la persona que queremos que cambie algo, RESPETANDO TAMBIÉN SUS INTERESES.
Sin intentar ganar, simplemente teniendo en cuenta que, expresarnos, es la mejor manera de conseguirlo.
– Expresar sentimientos positivos:
Es esencial para el intercambio de refuerzos, y para acercarnos más a la gente, haciendo que estemos más a gusto y próximos a los demás.
– Iniciar y mantener conversaciones:
Muchas veces, nos atascamos antes de que el encuentro con personas se produzca porque adelantamos que no vamos a saber de qué hablar, o cómo seguir una conversación.
Sencillamente, habla como lo harías si no necesitaras gustar a tu interlocutor, te puede ayudar también imaginar que estás hablando con la persona que más confianza tienes en el mundo.
La asertividad no es un fin, es un medio. Un camino para conseguir nuestros objetivos y ser más feliz y hábil con los demás.